La movilidad de las personas para acceder a su “lugar de trabajo” es una de las causas del elevado consumo de energía y el aumento de la contaminación ambiental. El trabajo no es un lugar, sino la capacidad de poner en valor el conocimiento de las personas. En la sociedad del conocimiento y ante el aumento de precio de los combustibles, tiene más sentido mover información en lugar de mover personas.
La comunicación digital de banda ancha, cada vez más presente en nuestros municipios, es mucho más eficiente que mover a las personas. Las tecnologías existentes de videoconferencia, voz sobre IP ó intercambio de documentos, permiten conectar a las personas de un modo dinámico e interactivo en múltiples ubicaciones, reduciendo drásticamente los gastos de viaje.
Los teletrabajadores conducen la información “a la velocidad de la luz”, no los coches, evitando así gastos de transporte, contaminación, accidentes de tráfico, mejorando la movilidad, elevando la calidad de vida y reduciendo el estrés. Cada trabajador liberará 200 h de tiempo para dedicarlas a la conciliación familiar y al ocio, ahorrará 6.000 Km de conducción, 450 l de combustible, 1.100 Kg de emisiones de CO2.
Pero teletrabajo no significa necesariamente “trabajar en casa” (lo que puede ocasionar problemas para separar vida personal y profesional, o la necesidad de un espacio para recibir proveedores y clientes), sino descentralizar la oficina haciendo uso de las comunicaciones para llevar el trabajo a los trabajadores, y no al revés. La mejor solución no es “la oficina en casa, sino “la oficina cerca de casa”, en un lugar accesible andando o en bicicleta. Beneficioso para las personas, para la economía y para el medio ambiente, tal como comentamos en nuestro post anterior sobre Agile Working.
Ahorro de dinero, menos estrés y mayor calidad de vida son algunas de las ventajas de trabajar cerca de casa.
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