El coworking está de moda y cada vez más personas y empresarios apostan fuerte por éste tipo de alquiler de espacio de trabajo. Éste tipo de espacio ha propiciado que el alquiler de oficinas pase de despacho compartido a espacio de sinergia laboral y vital.
Para ello, queremos compartir con vosotros el artículo que publicaba La Vanguardia ayer día 9 de Noviembre de 2015, en el que destaca el auge y la calidad que aportan los espacios coworking.
Si alguien quiere que la inspiración le encuentre trabajando, las musas circulan en éstos nuevos tiempos por los espacios coworking. Con ésta frase imperial empieza el artículo escrito por Cristina Sen en el que recoge el uso de los coworkings des de tu inicio.
5 años después de la crisis, el uso compartido y flexible de espacios y oficinas ha llevado al coworking más allá, convirtiéndolo en una filosofía de trabajo con unos valores éticos y colaborativos, con el beneficio económico como objetivo final.
La aportación de Jordi Silvente, presidente de la Asociación Catalana de Coworking (Cowocat) es vital para entender la idea de coworking no sólo como un grupo de despachos y espacios compartidos sino como una forma de trabajar: «Compartir espacio de trabajo, alquilar una mesa y tener conexión a Internet puede disminuir costes, pero ésto no es coworking; se trata de habitar un espacio agradable que facilite el trabajo, la concentración y la motivación que propone el contacto con otros coworkers para intercambiar ideas, proyectos y conocimiento para el beneficio mutuo en el marco de la economía colaborativa.»
En un coworking debe haber un responsable que actúe como dinamizador, ofreciendo mentoring a las personas que forman parte del proyecto, con expertos en distintas materias que pueden ser de su interés. En el marco de éstas actividades, una de las que tienen más éxito es el coaching, o bien des del mismo centro o bien a centros externos, y también el asesoramiento fiscal, laboral e informático.
Por último, el artículo destaca 2 perfiles de coworkers que se han podido detectar en la sociedad catalana: por un lado se han interesado por espacios coworking personas que han tenido que salir del mercado laboral, perdiendo los puestos de trabajo físico, y con un buen bagaje profesional y una buena carrera, apuestan por crear un nuevo proyecto profesional; por otro lado llegan personas que salen de la universidad con una preparación muy alta pero que el mercado no puede absorber, y en consecuencia apuestan para crear un proyecto propio.
Fuente: La Vanguardia – 9 de Noviembre de 2015
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